.gif)
Se nos ha ido el director, el mentor, el cerebro detrás de El Gran Combo de Puerto Rico, pero, ojo, su legado sigue firme, inamovible. Es cierto que la noticia nos toca la fibra sensible, que sentimos ese guayabo propio de la pérdida, mas hoy no es dÃa para lágrimas, ¡sino para celebrar! Hoy le damos las gracias por los más de sesenta años de cadencia pura y música sin fecha de caducidad.
El Maestro Ithier fue, sin duda, la universidad de la salsa. Su batuta no solo medÃa el tiempo, sino que marcaba el paso de nuestra cultura. Cada tema, desde el más romántico hasta el más picante, lleva ese sello de calidad, de swing magistral que convirtió a la orquesta en la "Máquina de la AlegrÃa". ¿Quién no ha gastado suela con Me Liberé o coreado a todo pulmón Azuquita pal' café? Su música es nuestro patrimonio, nuestro pasaporte de sabor en cualquier esquina del planeta.
Ahora, ¡qué duro es esto en estas fechas! Con la feria de cali encima, con el pernil listo para el horno y el ron servido para las festividades, es cuando más extrañaremos saber que Don Rafael estaba allÃ, al frente. Los villancicos y los aguinaldos tendrán este año un sabor agridulce. Nos hará falta esa alegrÃa contagiosa de "La Fiesta de Pilito" resonando en la sala. Pero no se equivoquen: el Gran Combo, y por ende Rafael Ithier, es la banda sonora oficial de la Navidad Latina.
El maestro se ha marchado, pero su clave sigue sonando fuerte en cada altavoz, en cada pick-up que levanta la aguja. Su música no para. Su legado es un tumba'o eterno. Por eso, desde nuestra estacion, le decimos: ¡Gracias, Maestro! Te has ganado un lugar de honor en el hall de la fama celestial de la salsa. ¡Que viva Rafael Ithier y que siga la fiesta con su música!
